origen del karate

El Karate es una de las disciplinas marciales más extendidas y populares del mundo hoy en día. Ha tenido, en las últimas décadas y gracias al cine y la televisión, un fuerte impacto en la cultura popular tanto en occidente como en oriente.

Los orígenes del Karate se remontan muy atrás en el tiempo y su forma ha ido evolucionando y ramificándose con el paso de los años para dar lugar a distintas escuelas y estilos.

Es una disciplina marcial que trabaja con el cuerpo como sistema de auto-protección y bajo la doble premisa de vivir en paz y sobrevivir. Una de las lecciones más importantes que ofrece el Karate es “Karate ni sente nashi”, que viene a decir que, en el Karate, no hay primer movimiento.

En este contexto se entiende por movimiento el ataque. Según decía Motubu Choki nunca debemos atacar o dañar a nadie sin causa justa, y debemos mantener, como practicantes, el control en todo momento.

Una vez que se asume que, por las circunstancias que sean, el combate, la pelea, va a producirse, lo más importante es ganar. No hay alternativa para sobrevivr en una situación desesperada, y el Karate es un sistema donde una de sus principales características es que no se utilizan armas. Tanto es así que, la palabra karate significa “Mano Vacía”.

En este artículo haremos una breve introducción y repaso a algunos aspectos importantes sobre este fenómeno tan popular y llamativo.

Historia del Origen del Karate

Al suroeste de Kyushu, una de las cuatro islas que conforma el archipiélago japónes, se extiende una larga hilera de islas agrupadas bajo la denominación de Nanshei Shotó (archipiélago del sudoeste de japón). La más grande y conocida de todas ellas es la isla de OKINAWA, que asimismo da nombre a la prefectura de Okinawa.

A mitad de distancia entre Taiwan y Kyushu. El archipiélago comprende 160 islas, no todas habitadas, también conocido como archipiélago de las RYUKYU, con aproximadamente 1.000 km de este a oeste y 400 km de norte a sur. Con las ventajas de su posición geográfica, Okinawa, durante 450 años, (1429 a 1879), entonces conocida como el reino de las Ryukyu » interactuó estrechamente con sus reinos vecinos.

Es en Okinawa donde se situa el origen de lo que hoy conocemos como Karate. Los habitantes de esta isla han tenido, a lo largo de los siglos, muy diversas influencias del resto de culturas que les circunscriben, siendo las más importantes la China y, obviamente, la Japonesa.

Precisamente fue el contacto entre el antiguo reino de Okinawa, llamado Ryukyu, y la todopoderosa China la que sembró los fundamentos básicos de lo que más tarde sería el Karate.

En el siglo XIV, el contacto entre China y el reino de Ryukyu, que había empezado como una relación de carácter comercial principalmente, propició el intercambio sostenido de aspectos tales como la filosofía, la religión, el comercio y la política entre otros.

Concretamente la cultura china fue la que más influencia tuvo en las Ryukyu, que además se vio fortalecida con la llegada, durante el siglo XIV, de las denominadas “treinta y seis familias” de china (Bin Yin) que se establecieron en Kumemura (actualmente conocida como Kume).

Dichas familias trabajaron durante siglos como académicos, burócratas, comerciantes, etc. Con el tiempo fueron enviando a sus descendientes a Fukkensho o a Pekín, para recibir formación china con una clara expectativa de adquirir rango social a su regreso a Okinawa.

Era inevitable que, en este contexto tan propicio, el conocimiento y la sabiduría china fuese filtrada y adaptada por el pueblo de Ryukyu, dando lugar a una identidad propia y de gran profundidad cultural pero con notables influencias extranjeras. Se suele definir la cultura Okinawense en una sola palabra; Chanpuru.

El chanpuru es un revuelto de fritos, una mezcla de tofu al estilo de Okinawa y vegetales como el Goja y brotes de soja. El significado cultural de Chanpuru se refiere al hecho de que las pequeñas islas de Okinawa han reunido un gran número de atributos culturales para formar lo que es hoy una cultura vibrante.

Artes Marciales Chinas como influencia

En China ya se venían desarrollando y practicando artes marciales desde hacía siglos, y fue a través de este contexto de intercambio cultural a través del cual llegó el Kenpo a las costas de Ryukyu, el que sería el germen del actual Karate.

El Kenpo es un arte marcial de origen chino cuyo nacimiento esta envuelto en mito y leyenda, pues no se tienen registros históricos irrefutables que puedan marcar una fecha exacta. Sin embargo son muchos los que lo relacionan y atribuyen al monje Indio Bodhidarma más o menos por el año 525 d.c.

Según esta corriente de pensamiento Bodhidarma llegó a China y, después de un periplo personal por todo el territorio, ingresó en el célebre Templo de Shaolin. Allí, influenciado por su condición budista y la práctica de la meditación, desarrolló su propio método que consistía en “fijarse en uno mismo” y trabajar para conseguir un cuerpo fuerte y saludable. De esta manera ideó un sistema para instruir a sus alumnos en el entrenamiento tanto espiritual como físico, que es un núcleo fundamental de la práctica del Karate contemporáneo.

Siglos después, en el 1392, a través de esa fructífera relación entre China y el reino de Ryukyu, el Kenpo, arraigó entre las gentes de la actual Okinawa y causó un gran impacto en su floreciente cultura. El termino kenpo evolucionó hasta convertirse en “te”, palabra utilizada por la gente de la isla para referirse a este arte marcial hasta el siglo XX.

En este contexto cabe destacar que, según la opinión generalizada, una de las razones por las que esta disciplina marcial tuvo tan buena acogida en la isla de Ryukyu se debe a la prohibición existente en lo referente al uso de armas por parte del pueblo. Este derecho, el de portar armas, estaba reservado a la clase alta y militar, con lo que el resto de habitantes tuvieron que desarrollar otros “sistemas” de autodefensa basado en el estudio y el funcionamiento del cuerpo humano.

Otros estudios nos cuentan una versión parecida a la anterior, pero estrechamente relacionada con la casta social conocida como los “Pechin”; una versión del mítico Samurai propio de las islas Ryukyu. Se trataba de guerreros feudales que sirvieron desde 1509 hasta 1879, empezando a partir de la imposición de Sho Shin de una estructura de clase sobre la pequeña nobleza hasta que la dinastía fue abolida.

Los funcionarios Pechin fueron, en gran medida, responsables de la administración civil y del mantenimiento de la ley y el orden, entre otras funciones. Los Satunushi Pechin eran de la pequeña nobleza, mientras que los Chikudun Pechin eran plebeyos. Fueron responsables del desarrollo y formación en el estilo de lucha tradicional, llamada Ti (Te) que posteriormente se convertiría en el Karate.

Estas clases mantuvieron sus técnicas de lucha en secreto. Las principales técnicas de lucha pasaban de generación en generación a un solo miembro de la familia que por lo general era el hijo mayor. En este contexto, los campesinos tenían estrictamente prohibido practicarlo o aprender estas técnicas de lucha sin armas.

En Okinawa en 1903, la clase samurái perdió una importante fuente de ingresos cuando una masiva protesta campesina provocó reformas agrarias y la abolición de los impuestos a los campesinos, que sustentaban a la clase samurái. Muchos de estos se encontraron ante la necesidad de tener que enseñar sus técnicas secretas de lucha sin armas a los plebeyos con el fin de conseguir algún tipo de ingresos y mantener así algo de su status social.

De esta manera empieza a cultivarse el interés entre las gentes de la isla que creció rápidamente y, con el paso del tiempo, acabó por alcanzar todos los estamentos sociales. El Karate, tradicionalmente, se enseñaba en privado a estudiantes individuales o en grupos pequeños. También se instruía a los miembros de la alta sociedad como una disciplina de gran valor y profundidad. Los primeros grandes maestros de los cuales tenemos constancia histórica se remontan ya al siglo XIX.

Nombres como Kanga Sakugawa, Mastsu Higa o Sokon Matsumura contribuyen a difundir y desarrollar este arte marcial por la isla de Okinawa a lo largo de las siguientes décadas. El Karate fue rápidamente cogiendo una importancia notable hasta que, a principios del siglo XX, llega a ser incluido en los planes de estudios de algunas escuelas importantes. De esta manera pasa a convertirse en una parte importante tejido del sistema educativo de Okinawa y de la vida cotidiana de las gentes de de la isla.

Es a partir de estos momentos cuando este arte marcial, conocido hasta el momento como “Te”, da el salto al resto de Japón y empieza a expandirse por el resto del territorio ganando cada vez más y más admiradores. En esta época termina por asentarse el termino de Karate-do, con el que se le conoce hasta nuestros días. Uno de los factores que contribuyeron enormemente a este fenómeno de difusión y creciente popularidad fue la organización de importantes exhibiciones de Karate a las que asistían incluso miembros de la realeza de Japón.

La notoriedad de este arte marcial no se redujo solo al territorio nipón, si no que empezó a llegar a otras partes del mundo despertando la curiosidad de todas las sociedades del momento.

En noviembre de 1922, Choki Motobu, un miembro de mediana edad de la antigua aristocracia de Okinawa, venció a un boxeador europeo mucho más corpulento y treinta años más joven que él en un concurso abierto en Kioto. Choki Motubo solo necesitó un único golpe de karate en la cabeza para dejar inconsciente a su adversario europeo.

El nacimiento de los estilos del Karate

Con el paso del tiempo el Karate fue madurando y evolucionando. Desde sus origines hasta nuestros días se ha ido ramificando y han aparecido distintos estilos y escuelas que abordan la práctica desde sus propios puntos de vista. Por supuesto comparten un núcleo fundamental y común, pero cada estilo se expresa de una manera particular. Entre los más conocidos en la actualidad se encuentran Goju Ryu, Uechi-Ryu,

Shotokan, Shito Ryu y Kyokushinkai, por nombrar solo algunos de los más sonados. Los estilos suelen estar muy vinculados a su lugar de nacimiento. De esta manera tenemos, por ejemplo, estilos propios de la isla de Okinawa, como Goju Ryu, Uechi-Ryu, Shito Ryu y otros procedentes de Japón, como Shotokan o Kyokushinkai. Muchos de los estilos actuales son derivados de otros más antiguos, o incluso combinaciones de uno o más.

Los estilos se diferencian, como hemos mencionado, principalmente por sus aplicaciones en la práctica. Tienen técnicas distintas, métodos distintos y katas distintas. Las Katas son un núcleo fundamental en la práctica del Karate y recogen las enseñanzas fundamentales de cada estilo y su aplicación.

La mayoría de Katas son propias de cada estilo, aunque algunas de estas se comparten entre varios, con más o menos modificaciones. También existen katas en las que se emplean armas; un arte marcial por derecho propio conocido como Kobudo. El aprendizaje y el estudio de las katas es algo primordial en el Karate tradicional y que se sigue poniendo en valor hasta nuestros días.

El origen de cada estilo también suele estar fuertemente entrelazado con uno o varios maestros, que se dedicaron en su momento a estudiar todas las enseñanzas a su alcance, viajando a distintos lugares de la geografía asiática para nutrirse de otros conocimientos, de otras artes marciales y de otros estilos y maestros. Toda esa sabiduría era aglutinada y adaptada a su contextos y, de esta manera, concretaban su conocimiento en un estilo personal, una nueva forma de entender el Karate con sus propios puntos de vista y sus propias particularidades.

En Okinawa, célebres maestros como Chojun Miyagui, heredero de lo que en aquel momento se conocía todavía como Naha-te, asentó las bases de lo que más tarde sería Goju Ryu, uno de los estilos más difundidos y originales de Okinawa. Este mismo fenómeno de transmisión se producía en otros puntos del territorio japonés, como también ocurrió con Shotokan que a su vez heredó ciertos aspectos de otras artes marciales propias como el Judo y el Kendo.

Podríamos decir que el Karate ha estado siempre en constante evolución, adaptándose a los tiempos y cambiando, y lo ha seguido haciendo hasta nuestro días con el consabido resultado. Algunos recuentos elevan la cifra hasta 15 estilos de Karate en la actualidad, con mayor o menor grado de parentesco entre ellos.

El Karate Moderno y el Karate Antiguo

El Karate moderno es una versión prácticamente idéntica a sus orígenes en muchos aspectos. Los maestros que han ido transmitiendo sus conocimientos de generación en generación han puesto siempre cuidado especial en que las enseñanzas se transmitiesen lo más cerca posible de la esencia más tradicional y pura de esta disciplina. Sin embargo, cuánto más lejos del origen, más difícil es mantener esa autenticidad.

Desde sus primeras etapas en la isla de Okinawa, el karate ha viajado por todo el mundo, creando miles de escuelas donde se imparte, ya no solo en Japón, sino en toda Europa, en América y en cualquier otra parte del mundo.

El Karate moderno también se ha adaptado a los nuevos tiempos. Donde en sus orígenes se practicaba en pequeños grupos ahora es fácil encontrar clases de treinta o cuarenta alumnos. Se imparten cursillos y seminarios a los que asisten centenares de personas de todo el mundo, incluso hoy en día, gracias a las nuevas tecnologías, se ofrecen directamente por internet.

También, en las últimas décadas, el Karate se ha visto influenciado por su participación en torneos y campeonatos de toda índole y forma. En estos casos muchas de las técnicas tradicionales evolucionan ligeramente para ofrecer distintas versiones, quizás más llamativas o vistosas que sus versiones tradicionales.

El participante exhibe sus capacidades ante un grupo de expertos que actúa como jurado y que evalúa la calidad técnica del competidor. Los campeonatos de karate ofrecen, de manera más menos generalizada, dos categorías; katas y combate (Kumite). En la categoría de katas, dividida por cinturones y edades, los participantes realizan los katas oportunos y en kumite se enfrentan por parejas en distintas eliminatorias. Existen, además, otras versiones de estos dos formatos, como por ejemplo Katas por equipos, donde participan de manera sincronizada hasta tres compañeros realizando el mismo Kata o un Bunkai.

En la práctica, en lo referente al karate deportivo frente al tradicional, se resume en que ciertas posturas varían ligeramente, dejando a veces de lado su auténtico origen tradicional y técnico para satisfacer unas necesidades más propias de la exhibición.

El Karate en Occidente

A principios de la década de los 60 del pasado siglo XX el Karate empezó a extenderse por todo el mundo de una manera más sostenida. Alumnos de grandes maestros, y maestros por derecho propio, emigraron a otros países procedentes tanto de Okinawa como de otras zonas, llevando consigo sus propios estilos y su propia forma de entender y practicar Karate.

Esta época coincidió también con la publicación de grandes obras audiovisuales de gran impacto social tales como Kung Fu, o las películas de artes marciales del mítico Bruce Lee, que sin duda ayudaron a popularizar las artes marciales y atrajeron a legiones de curiosos a los gimnasios y dojos de todos aquellos maestros de Karate que buscaban hacerse un hueco fuera de su tierra natal.

El Karate encontró rápidamente un favorable contexto donde arraigó con el paso de los años sin demasiadas dificultades. También eran muchos los curiosos que, atraídos por la cultura japonesa y la práctica del karate viajaban a Japón y Okinawa para conocer y aprender en primera persona las enseñanzas originales de este arte marcial de mano de los maestros más importantes.

Luego volvían a sus países y se llevaban consigo las enseñanzas que aplicaban en sus propios dojos. De esta manera, al principio poco a poco y después con mayor velocidad, el karate fue convirtiéndose en algo cada vez más cercano y accesible para personas de toda condición y de cualquier parte del mundo.

Con el propósito de unificar conocimientos, de compartir sabiduría y ayudar a los alumnos a seguir creciendo, es muy frecuente que los distintos estilos de karate y sus federaciones u organizaciones, organicen grandes seminarios en distintos lugares del mundo. A estos eventos asisten grandes personalidades de cada escuela para impartir, durante jornadas intensivas, nuevos conocimientos a los alumnos.

Es una manera de que el karate siga vivo, de mantenerlo lo más cercano posible a su concepción original. De lo contrario sería muy difícil que, con el paso del tiempo y de generación en generación, el karate no se fuese desvirtuando.

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